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“Por el bien de todos: primero los pobres.”

Una jornada histórica. Un día donde millones de mexicanos tomaron la decisión de salir de su casa y votar. Una hermosa mañana en que millones de ciudadanos decidieron que la teoría racional del voto estaba equivocada: es mucho más caro, para todos, no votar. Y así, cerca del 70% del padrón electoral respiró profundo y, al más puro y duro estilo español en la campaña del PSOE de 2008, salieron a votar con todas sus fuerzas… como si fuera la primera vez.

Después del corte de las 20:00 hrs pasaron 11 minutos para que José Antonio Meade aceptara su derrota… y no daban ni las 22:00 hrs cuando Jaime Rodríguez “El Bronco” e, incluso, Ricardo Anaya, habían aceptado ya que las encuestas no les favorecían. Un triunfo avasallador. Una súbita concientización de, sin importar los resultados, la urgencia y la necesidad de votar de todos los mexicanos. De TODOS.

¿Y cómo respondió el candidato virtualmente ganador a esta masiva participación ciudadana? En esos momentos tan especiales y únicos –históricos –, ¿cuáles fueron sus primeras palabras? He aquí un análisis corto, de contenido, del primer discurso de Andrés Manuel López Obrador como virtual presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos.

Por supuesto, como lo esperábamos, fue un llamado a la Reconciliación Nacional. No hay punto más importante que ese. Pero, sobre todo, fue un discurso de certeza para los Mexicanos. No nos vamos a convertir en otro país, los puntos clave fueron:
• Respeto a los que votaron por otros candidatos: TODOS somos necesarios en el nuevo México.
• Respeto y existencia de la Libertad empresarial (me pareció muy específico: directo al corazón del Consejo Coordinador Empresarial), de expresión, de asociación y de creencias (creyentes y librepensadores incluidos, ¡gracias!)
• Garantías y libertades individuales: respeto absoluto a la Constitución y a los demás poderes del gobierno.
• Respeto a la autonomía del Banco de México (incluso el dólar ganó 15 centavos al momento de que se hizo pública la tendencia irreversible de su triunfo. No salen corriendo empresarios, tranquilos). Un gobierno con disciplina financiera y fiscal (la famosa Austeridad Republicana) y total reconocimiento y validez a los contratos con empresas locales e internacionales. No habrá confiscación ni expropiación de bienes.
• Y, por supuesto, la joya de la Corona: DESTERRAR LA CORRUPCIÓN DE NUESTRO PAÍS.

“La Patria es primero”.

Después de dar certeza económica, lo siguiente fue un acto de humildad: aceptó que tiene una gran ambición personal. No, no es perpetuarse en el poder: es pasar a la Historia como un buen presidente. Y para ilustrar esto citó a Vicente Guerrero: “la patria es primero”. Siguió diciendo que el “pueblo es inteligente, honrado y trabajador”, que la corrupción no es parte cultural de quienes somos pues, incluso, hizo alusión a que somos herederos de grandes civilizaciones.

Rescatar la Doctrina Carranza

Volver a hablar en pleno siglo XXI de la “no intervención” y la “autodeterminación de los pueblos” es, a mi parecer, una bocanada de aire fresco: el vecino del norte, tan cercano a nosotros como pueblo pero tan lejano en su gobierno, se topará de frente con una renovada y bien marcada política exterior. No seremos más “patrio de atrás”. Se buscará amistad y cooperación para el desarrollo, pero desde el RESPETO MUTUO y la defensa de nuestros paisanos. Remató con una frase espectacular: que el que quiera emigrar lo haga por gusto, no por necesidad. ¿Es de verdad posible un México así?

Al final, rescatando el comportamiento respetuoso del Presidente Enrique Peña Nieto y los demás candidatos y de todas las instituciones hasta ahora, el GRAN MENSAJE de Andrés Manuel López Obrador es, según mi entender, uno grandioso: que los mexicanos seamos felices aquí donde nacimos. Sólo nos queda trabajar para lograrlo.

La Corrupción y la impunidad no van a desaparecer por arte de magia: la gran apuesta de MORENA ha sido vendernos una gran esperanza que, desde el inicio, depende de TODOS.

Un gran discurso. Memorable. Pero encuentra medio país rayando en la euforia y la otra mitad desilusionada y expectante… pero hasta ahora, dispuesta a unirse para trabajar. El comienzo de una nueva era: un México nuevo despierta. Dependerá de cada uno de nosotros y del colectivo que sea para mejorar. Una nueva era que se quiere llamar izquierda moderada, populista y popular, incluyente y progresista. Donde todos cabremos. Donde buscaremos la dicha y la felicidad de TODOS los mexicanos. De nosotros depende que este gran discurso no termine como inició el más famoso de Martin Luther King Jr… “Tuve un sueño”…

Xochitl Arbesú Lago
Politóloga

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